Divrei Emmanuel Parashá Pinjás

Síntesis de la Parashá Pinjás: 

La Torá enseña las leyes y las prioridades que determinan el orden de herencia. Dios ordena a Moisés que suba la montaña y contempla la tierra a la que el pueblo judío pronto habrá de ingresar, si bien el propio Moshé, no entrará a ella. Moshé le pide a Dios que designe un líder que lo sucederá y Dios elige a Yehoshúa ben Nun.  Moshé designa a Yehoshúa como su sucesor en presencia de toda la nación.

De Moisés a Josué

Los líderes judíos deben trascender al aseo personal y empoderar nuevos líderes para la próxima generación. Vemos esto en la transferencia del poder de Moisés a Josué durante la parashá de esta semana, y en su petición a Dios de que un nuevo líder sea seleccionado para dirigir la nación. Nuestros rabinos nos dicen que Moisés, al principio, quería que su propio hijo sea nombrado en su cargo. Él quería ser el que seleccionaba el próximo líder, pero así no fue.

Por esta razón, el Midrash dice, (ver Rashi 27:16) que esto salió después de que Dios permitió que las hijas de Zelofjad hereden de su padre, (27:1-11) y  Moshé hace la solicitud a  Dios de que un sucesor sea nombrado con la esperanza de que sus hijos serían escogidos para liderar.
Pero en respuesta a su solicitud Hashem le dice a Moshé, “Yehoshúa (Josué) será el próximo líder” y  no cualquiera de los hijos de Moshé. (Números 27:18)
El Talmud afirma que el liderazgo de la Torá no se hereda automáticamente. (TB Nedarim 71 bis)
Varias lecciones se pueden aprender de la manera en que Moshé le transfiere el liderazgo a Yehoshúa.

En primer lugar:
Una vez que Dios le dijo que sus hijos eran indignos de ser su sucesor, Moshé le transfiere el poder a Yehoshúa. Hay que tener en cuenta que aunque Dios le dijo a Moshé "pon tu mano (en singular) sobre él” (Yehoshúa) (27:18) pero colocó ambas manos sobre él. (27:23)
Rashí aclara este punto, al sostener que Moisés, le puso las dos manos en Yeshoshúa "con generosidad, en medida mucho mayor de lo que fue mandado."
Segundo: Aunque Dios le dice a Moshé que "ponga algo de su dignidad sobre él (Josué)" (Números 27:20), no hay mención de que Moshé lo hace, tal vez porque Moshé era de carácter humilde, por ejemplo, que se sentía indigno ya que sólo Dios puede dar tal honor. Por otra parte, Moshé entendió que Josué quería hacerlo a su manera. Mientras que Moshé había dado Josué una base sólida y  entendió que todos los líderes han sido bendecidos con un estilo único que es de ellos y otro no lo puede desarrollar más que ellos mismos. Moshé entendió que Josué no debería de convertirse en el clon de èl, tenía que ser su propio hombre.

Tercero: Moshé realmente desea que Josué reciba mucho más que él. Por lo tanto, le dice a Dios, que el nuevo líder será capaz "para llevarlos a cabo, y traerlos..." (Números 27:17), el midrash entiende el sentido de que Moshé espera que a diferencia de sí mismo, el próximo líder,  no sólo se le permitirá comenzar su tarea moviendo los judíos, sino que también se le  permitirá llegar a la conclusión de su misión mediante la adopción de la gente en la tierra de Israel. (Bamidbar Rabá 21:16); Incluso, Moshé, no podía hacerlo todo. Josué completaría lo que Moshé comenzó, lo que no pudo completar.

Desafortunadamente en muchos casos, el Liderazgo judío de hoy en día carece de la humildad y la dedicación de nuestro primer rabino Moshé Rabenu. Los líderes con demasiada frecuencia no preparan durante su tiempo de liderazgo a la próxima generación. Es como si pensaran que van a vivir para siempre. Esta es un fallo importante. En la parashá de esta semana, la Torá describe el proceso de transferencia del poder de Moshé a Josué para alentar a los líderes judíos de ser los verdaderos líderes.

La Torá quiere que ellos reconozcan que el liderazgo verdadero, requiere la previsión y cuidado, para ayudar a la próxima generación de líderes judíos tengan un lugar adecuado y mucho más éxito que sus antecesores. Los verdaderos líderes judíos colocan "dos manos" a sus sucesores. Hacen todo lo posible para evitar una ausencia o vacío en el liderazgo y fomentar que la nueva generación incluso tenga más éxito que ellos en áreas que ellos no pudieron alcanzar. Esto es cierto incluso cuando el nuevo líder no es la primera opción del líder anterior.Al igual que Moisés pensó en tener a su hijo a tomar su lugar. Dar preferencia a otro líder sobre su propia elección, es aún más difícil que dar prioridad a otro sobre uno mismo. El midrash dice que Josué era la elección del pueblo y que Moisés estuvo de acuerdo con él de todo corazón.

El fallo de no preparar a la próxima generación ha sido una fuente de la caída de todas las épocas para las organizaciones. Ejemplos: recientes incluyen el de Lubavitch y las sectas Satmar y  Bobover jasídicas de Brooklyn, donde la ausencia de una transferencia de liderazgo ha creado el caos en esas comunidades. Otro ejemplo notable es la secta jasídica Breslev que adoran al Rebbe Najman de Breslev y nuncaa instalaron un sucesor a su posición.

La ausencia de su liderazgo los llevó hasta el punto adonde Rav Yisrael Odesser (1888 - 1994) quien dijo haber recibido una carta del difunto Rabino Najman un "petek supuestamente del cielo" 112 años después de la muerte del Rabino Najman de Breslev firmada usando el nombre "Na Nah Nachm Nachman meuman."
Eso se desarrolló como una práctica de cantar y recitar el nombre del Rabino ausente para de alguna forma conectarse a su espíritu. También los Breslev acostumbraban, siguiendo lo dictaminado por su maestro, visitar la tumba del difunto Rav Najman en Rosh Hashaná quien les aseguró que los sacaría del infierno si le visitan la tumba en ese día. Ellos siguen inclinándose a su silla vacía y en algunos días del año llaman a su silla vacía a la Torá como si él estuviera vivo.

La mayoría en el grupo jasídico Jabad que también carece de líder vivo, creen que su Rebbe ya muerto era el verdadero Mashiaj. Visitan su tumba y allí le escriben cartas y oran. Muchos también visitan y escribe cartas a la Rabanit que está enterrada en el mismo cementerio en Queens. Por esa falta de liderazgo, algunos (muchos) acuden a las anteriores cartas escrita por el Rabino de Lubavitch (Menajem Mendel Schneerson), hacen una pregunta y abren el libro a cualquier página que caiga y creen que esa es la respuesta de su líder ausente.

Pero Moshé, nuestro mayor ejemplo, hizo todo lo posible para ordenar a la próxima generación y no dejar el judaísmo como culto a la vida del profeta sino con líderes vivos y activos en el momento. Sabemos que se tapó su cara después de bajar del Monte Sinaí. Algunos comentaristas dicen que fue por la luz fuerte que salía de él, pero también podría ser para recordar que no era él como líder que se tenía que seguir sino su mensaje era más importante que el. Se escondió la tumba de Moshé y él mismo ordenó (le dio semijá) de pleno corazón (con las dos manos) al líder que los llevaría a la tierra prometida. Esto lo hizo con nobleza.

La persona más humilde vivió sin envidia de nadie graciosamente transfirió el poder a la otra generación. La humildad debe ser la clave de esta capacidad de transferir y construir más allá de nuestros años. Aceptemos su comportamiento como un ejemplo de mejor práctica judía.


Por el Rabino Rigoberto Emmanuel Viñas

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