Divrei Emmanuel Parashat Bereshit
Síntesis
Parashat Bereshit:
En el principio, Dios creó el universo en su totalidad, incluyendo el
concepto del tiempo, de la nada. La creación se completó en seis días. En el
séptimo día, Dios descansó, ese descanso nos trajo el Shabat que experimentamos
cada semana, con un universo espiritual. Adam y Eva, la pareja humana, aparecen
en el Edén.
“Con
el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de
ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”(Gen 3:19)
Con estas palabras la Torá expresa la idea que
somos seres mortales destinados a nuestra última destinación – la muerte y la
tumba.
Al describir este proceso de la muerte y del
retorno a la tierra la Tora hace referencia al comienzo del ser humano - como lo
describió anteriormente en el momento de su creación; “Y Hashem formo al
hombre del polvo de la tierra y le soplo el viento de la vida.” (Gen 2:7).La
conexión entre estos dos versículos no debería de ser ignorada. La descripción
de nuestro proceso en la muerte se basa sólidamente en la descripción del
proceso de nuestra composición.
Pero esas palabras de “retornar al polvo porque
polvo somos” suenan tan final, aparentemente no ofrecen esperanza ninguna para
el ser humano. Comenzamos como polvo y terminamos como polvo. ¿La Torá estará
dándonos una vista pesimista de la vida? ¡Eso no puede ser! El propósito de la
Torá es darnos optimismo y esperanza para superar todos los desafíos de la
vida.
Hay un detalle mencionado en el versículo sobre la
creación de la vida humana que no está mencionado en el versículo describiendo
la muerte. “Y le sopló el viento de la vida.” De acuerdo a los Cabalistas estas
palabras describen el proceso de adquisición de la “neshamá” - - el alma. La
palabra “neshamá” está relacionada a “neshima” viento o respiración. Esta parte
del ser humano es una parte íntima de Hashem. El soplo de Hashem es parte de
Hashem. Nuestras almas son partes inmortales del espíritu divino del Dios
creador. Esta parte del ser humano nunca retorna al polvo porque no fue parte
del polvo. Esta parte no tiene limitaciones es una parte que Dios el eterno
compartió con nosotros cuando nos llenó de su presencia al soplar el viento de
la vida en nuestras narices esto se llama en términos cabalísticos el “beso de
la vida.” Esta es la parte inmortal del ser humano.
La Torá describe al ser humano como una mezcla de material e espíritu. Los
seres humanos reconocemos profundamente que somos mortales. Sabemos que llegara
el último día y deseamos superarlo. Algunos tratamos de ignorarlo. Muchos nos
pasamos la vida creando reputaciones para pasar a la historia o acumulando
posesiones materiales. Creemos que esto nos va llenar la vida y nos dará alivio
al admitir nuestra mortalidad. Al concentrarnos en la vida material y sus placeres
creemos que podemos distraernos de pensar en la destinación final. Pero todas
estas estrategias son falsas. Al final no podemos llevarnos nada del mundo
físico. La Torá tiene otra estrategia y esa es combinar nuestra vida física con
nuestra vida espiritual. De esa manera alzamos el valor de lo material y
reconocemos la parte verdaderamente inmortal - el alma. Los Rabinos explican en
el Talmud que lo único que el humano se lleva de este mundo – son los mitzvot
que hizo mientras estaba aquí. Es importante entender que los mitzvot no se
pueden hacer sin involucrar a lo material – esta es la única forma de
transformar “al polvo sin valor – al polvo con gran valor.” Con mitzvot e
inmortalidad la vida humana tiene gran valor sin ella simplemente termina en el
polvo adonde comenzó.
Por el Rabino Rigoberto Emmanuel Viñas