Purim: Las Memorias de un gran Milagro


Purim: Las Memorias de un gran Milagro.  

Por: Rabino Rigoberto Manny Viñas.   

 

La Festividad de Purim, es una de las dos fiestas que no están contempladas dentro de la Torá, sino que fueron añadidas por los rabinos; la otra en cuestión es Janucá. Los judíos celebramos la fiesta de Purim, en recuerdo por la salvación de nuestro pueblo, durante el tiempo de la reina Esther y toda la historia está escrita en el libro de su mismo nombre, conocido como la Meguilat Esther, que es el último libro de la Torá. Recordemos que hay 24 libros en el Tanaj y el texto de Esther fue el último añadido y asegurado por el Anshei Knesset HaGedolah, los hombres de la Gran Asamblea.  

 

Este libro cuenta la historia de los líderes del reino de Judá, que fueron  llevados como prisioneros al exilio, a los territorios de Babilonia, Irak e Irán. Había un rey que se llamaba Ajashverosh, quien gobernaba sobre 127 provincias y entre éstas existían un gran número de judíos. Él hizo una fiesta para beber y comer, por lo que mucha gente se emborrachó y en medio de la celebración hicieron una ley, que dictaba que cualquier cantidad de vino que la persona quería tomar, se le tenía que dar; por lo tanto, esta bebida fue puesta a disposición del público.  

 

La Meguilat Esther cuenta, que el rey Ajashverosh se emborrachó tanto, por motivo de la fiesta de los siete días de la capital de su dominio, llamada Shushan, que empezó a decirle a los hombres, que él tenía la mujer más bella del mundo y éstos en medio de su embriaguez, le pidieron a su rey, que probara tal afirmación, por lo que él mandó a buscar a su esposa. Tengamos presente que había una celebración para los hombres y otra para las mujeres, así que el monarca envío un mensajero a buscar a Vasti,  la reina, que de acuerdo con el Talmud, era la nieta de Belshazzar, para demostrarle a los hombres del reino, que ella era la más hermosa y pidió que se presentara desnuda delante de todos. Sin embargo, la reina se rehusó a hacerlo, lo que provocó el enojo del rey y la mató.  

 

La narrativa cuenta que el rey Ajashverosh, empezó a sentir que le faltaba alguien y no sabía qué hacer; sus guías le sugirieron que reuniera a las mujeres solteras del reino y las llevara prisioneras al palacio, para escoger de entre todas a la nueva reina, así que creó una ley que promulgaba esta orden. Los soldados iban a las casas de las mujeres solteras, se las llevaban cautivas al palacio y allí se tenían que preparar; entre ellas se destacó una mujer judía llamada Esther. De acuerdo con el Talmud, su nombre era Hadasa, pero se lo cambió  a Esther, que es un nombre persa, para esconder su identidad judía. Finalmente el rey, la elige a ella como su reina.    

 

Ajashverosh tenía un asistente, un vicegobernador, quien era su segundo al mando, llamado Hamán el Agaguita. De acuerdo con el libro de Esther, él era descendiente del rey Agag, quien era el último gobernante de los Amalekitas, una nación que sin lugar a dudas son nuestros enemigos, quienes han peleado muchas guerras contra nosotros y han tratado de destruir constantemente al pueblo judío, de generación en generación. La Torá describe que este pueblo de amalek, está dedicado a la aniquilación del pueblo judío y hay una Mitzvá en la Torá, un mandamiento directamente en ella, que nos dice que cuando entremos a Israel y tengamos paz con todos nuestros enemigos, que vayamos a la guerra contra Amalek, los destruyamos completamente y borremos su memoria de la tierra.  

 

El primer libro de Samuel, cuenta la historia del encuentro entre el rey Saúl y Amalek. Cuando existió la paz, Saúl cumplió exactamente con ese mandamiento y atacaron a la nación de Amalek y les ganamos, pero en vez de seguir el enunciado bíblico, lo dejó una noche vivo y este acto de compasión, a pesar que no era recíproco, permitió que Amelek tuviera relaciones con una prostituta y de ahí salió de nuevo la nación de Amelek; si el rey Saúl lo hubiera matado, no tendría línea sucesora. Esta es la lectura de la Haftará que se lee antes de Purim y la traigo a colación, para explicarles de dónde viene la línea de Hamán, quien estaba lleno de odio contra el pueblo judío y haciendo uso del poder que el rey Ajashverosh le dio, empezó a elucubrar un plan para destruir a nuestro pueblo. ¿Qué causa este odio de Hamán? Ser descendiente de Amalek.  

 

Al principio sus planes de devastación, comenzaron a dar resultados; el rey Ajashverosh creó una ley que Hamán le pidió, para que la gente lo reconociera como una persona de suma importancia y por ello, cada vez que pasaran por su lado, debían inclinarse al verlo, demostrando así respeto hacia él. Mordechai, tío de Ester, era uno de los grandes sabios que hacían parte del Anshei Knesset HaGedolah y no podía rendirle culto a Hamán.  El Talmud y el Midrash relatan, que éste  andaba con un ídolo enorme arriba de él y cuando la gente se inclinaba, le estaban demostrando adoración a éste. Mordechai decía que uno no podía rendirle pleitesía a Hamán, primero porque es un hombre de carne y hueso y sólo le rendimos adoración a Dios y segundo porque él ya se había identificado tanto con ese ídolo, que se consideraba una personificación de éste. El tío de Esther, se rehusó a rendirle esa veneración y esto provocó la ira del Agagita, así que comenzó a hacer todo lo posible, para convencer a Ajasverosh, del aniquilamiento del pueblo judío.  

 

Esta es la típica estrategia antisemítica. Aunque los judíos estaban viviendo y pagándole los impuestos al rey y le eran fieles, Hamán lo convence expresándole: “Existe dentro del pueblo tuyo, una Nación que no se ha asimilado completamente, una Nación que mantiene sus propias costumbres, almanaque, religión, idioma, que se han separado y no se han vuelto parte de la tuya”. Con este argumento está creando una división entre el pueblo judío y el resto de las Naciones. Cuando nosotros vivimos en algún país, enseguida tratan de demostar que no somos completamente parte del mismo, porque la consigna de ellos, es por ejemplo: judío o dominicano. No contemplan el que uno pueda ser un judío dominicano y buscan la forma que la gente de ese país, no se sienta conectada con nosotros. Esto fue lo que Hamán hizo y a su argumento, le añadió: “Puedes ganar gran cantidad de dinero, si atacamos al pueblo judío, ya que les podemos robar todo lo que ellos tengan y esto iría para la tesorería del reino”. Finalmente, consigue su cometido y logra convencer al rey.   

 

Recordemos que la palabra Purim,  deviene del hecho de que Hamán creía mucho en la suerte y había estudiado a su enemigo, su historia, cultura y religión. Así que para no fallar en el ataque que iba a ocurrir contra el pueblo judío, tomó un almanaque, recortó los meses del año, los revolvió y sacó un mes en particular, es decir, su estrategia estaba basada en los cálculos y la suerte de la lotería. El Midrash dice que él nos conocía en profundidad, porque nos había estudiado. Las personas creen, que quien odia al otro, no lo conoce y eso es ignorancia, prueba de esto que he escrito está reflejado en Eichmann (yemaj shemo vezijro) quien planeó todo el transporte de los trenes, para destruir al pueblo judío. Este hombre hablaba Yidish y sabía todo de nosotros, porque nos odiaba tanto, que nos estudió por años y tenía una obsesión hacia los judíos. Hamán era igual y al hacer ese calculo para tener éxito en la aniquilación,  le salió el mes de Adar y pensó que era un buen presagio ya que nuestro Maestro Moshé Rabenu murió en ese mes, su cegado razonamiento le hizo pensar, que si nuestro líder murió en Adar, era buena señal para él. Después eligió al azar un día y salió el 14, por lo tanto estipuló que el 14 de Adar, era el día de la destrucción del pueblo judío y su plan sería exitoso. La palabra Purim entonces se refiere a un “Pur”, una lotería que él usó, para determinar de acuerdo a lo suerte, cuándo destruirnos. 

 

El libro de Esther narra que  Mordechai, pasaba tiempo cerca del palacio y oyó a dos hombres que eran sirvientes del rey, llamados Bigtán y Teres, que estaban planeando en un idioma extranjero, cómo matar al monarca. El Talmud cuenta, que los líderes del Anshei Knesset HaGedolah, de la Gran Asamblea, tenían que hablar 70 idiomas para poder ser parte de ella y muy poca gente hablaba la lengua que usaban esos sirvientes, pero Mordechai sí lo entendía, por esta razón conoció sobre el  plan de asesinato contra el rey. Él fue donde su sobrina y le dijo lo que estaban organizando, a su vez ella le reportó al rey y eso le salvó la vida. A la par que ocurre esto, sigue el plan de Hamán para destruirnos.   

 

La Meguilat Esther relata, que el rey no podía dormir ya que estaba muy inquieto y  le demanda a alguien para que le lea la historia, de lo que había ocurrido en el palacio; consideraba que probablemente había algo que no había hecho y por ello no conciliaba el sueño. Uno de los sirvientes le lee lo que sucedió, cuando Mordechai le salvó la vida. El monarca pregunta ¿Qué recompensa se le dio al tío de la reina? La respuesta fue: Nada. Esto resuena en Ajashverosh y considera que es la razón de su molestia, ya que no ha recompensado a su salvador, por lo tanto vuelve a cuestionar: “¿Quién es la persona que está encargado de guiarme?”: Hamán. Lo mandan a buscar en medio de la noche, llega al palacio y el rey le dice: “¿Qué es que lo que se le debería hacer al hombre, al que el rey quiere darle una recompensa y reconocer?”   

 

Hamán, siendo un egomaníaco, pensando que todo tenía que ver con él, le dice: “Debería de vestirlo con la corona del rey y que el enemigo de él, tenga que escoltarlo, mientras monta en el caballo de su majestad y anunciar por toda la ciudad, que éste es el honor que se le da, al hombre que el rey respeta”. El soberando está de acuerdo con la idea y le expresa: “Llama al judío Mordechai, ponle la corona y escoltalo tú por las calles de Shushan”. El Midrash cuenta que tuvo que hacerlo y la esposa de Hamán, quien odiaba tanto a los judíos como su esposo y a quien le había dicho que debería construir una horca para colgarlos, ve este desfile y  cree que es Haman, el que está sobre el caballo, mientras Mordechai lo escolta, así que en medio de su confusión le tira la basura a su pareja,  ya que no podía distinguir entre el uno y el otro.  Al volver a su casa, Hamán le cuenta lo que pasó a su esposa y  Zeresh, quien era una mujer muy mala, le dijo: “No te preocupes, te vas a sentir mejor cuando los mates a todos”.  

 

La historia continúa y nos narra  que Mordechai, se entera del plan de Hamán, se cambia la ropa y se coloca la de luto, hace ayuno y le ora a Dios, para tratar de salvar al pueblo judío. La reina Esther, se entera de lo que estaba ocurriendo con su tío  y le manda un mensajero, para que vaya al palacio a ponerla al tanto de todo. Toda vez que se ven, le cuenta de la estrategia de destrucción de Hamán y le expresa a su sobrina: “No vayas a pensar  Esther, que te puedes esconder dentro del palacio del rey; cuando vengan a destruirnos, a ti también te van a destruir”. Esto, en mi humilde opinión es de suma importancia, porque a través de la historia judía, queda muy claro que cuando tratan de acabarnos, eso incluye a todos los judíos, sea de nacimiento o por conversión. Una persona que se convierta al judaísmo, debe comprender que todo lo que le atañe al pueblo judío, la incluye a ella.   

 

Hace un tiempo cuando tenía 17 años, fui voluntario en un museo. Había una exhibición de Auschwitz, de los campos de concentración, que estaban viajando al exterior y estaban buscando personas para explicar la historia detrás de todo esto. Vi el anuncio en un periódico de Miami y me presenté, junto con un grupo de ancianos judíos, que siempre van de voluntarios para trabajar en este tipo de causas. La señora que hacia la selección, me dijo que era demasiado joven para ayudar, pero yo le dije que era el indicado, debido a que hablaba español. Eso la convenció y comencé a trabajar haciendo los tours a los hispanoparlantes. Una de las cosas que más me impactó de esa exhibición, era una serie de fotografías que tomó Helger y Mengele, que estaban encargados de Auschwitz, haciendo grandes experimentos raciales y genéticos y tenían una colección de alemanes, que se habían convertido al judaísmo, a quienes llevaron a los campos de concentración junto con los judíos. Entre las cosas que escribió, con relación a las fotos: “A esta gente la enfermedad judía les dio tan profundamente, que ninguno se rindió”. Tenemos que entender esta idea profunda de Mordechai: Cuando viene el ataque, nadie se puede esconder. Cuando viene el ataque, todo el mundo tiene que pelear y proteger al pueblo judío. Él le dice a su sobrina: “Recuerda que tú tienes que hacer algo y tal vez Dios te puso en la posición en que estás, para ayudarnos, tal vez esta es la razón por la que  tú, has tenido que ir al palacio del rey”.  

 

La razón por la que menciono esto, es que yo soy cubano y americano y soy parte de la Nación cubana y americana, pero tengo la responsabilidad de representar al pueblo judío en ellas y así cada uno en su país e identificarnos como lo que nosotros somos y usarlo para el mejoramiento del pueblo judío, de nuestro país, la paz,  la tranquilidad, la hermandad entre las diferentes Naciones. Muchas personas que se convierten, por alguna razón dejan de sentirse identificados con su país de origen y creen que sólo son judíos, pero esto no está bien. Esther estaba escondida dentro del palacio, para darle la luz del entendimiento de Ajashverosh, de que éste también pertenece al pueblo judío. Este intercambio de Mordechai con su sobrina, es una parte muy importante de la historia.  

 

Existía una ley que decretaba, que nadie podía entrar al palacio del rey, a menos que éste lo haya solicitado y Ajashverosh no había llamado a la reina en meses, si ella llegaba sin ser invitada, él la podía matar; por esta razón, Esther ayunó por tres días para pedirle ayuda a Dios y conminó a la comunidad judía, para que ayunara junto a ella y así lo hicieron. La reina se presentó ante el rey, quien debía extender su cetro en señal de aprobación. Él le pregunta: “¿Por qué arriesgaste tu vida? ¿Cuál es el problema?” “Llegué hasta aquí a invitarte a ti y a Hamán, para que vayan a una fiesta”. El monarca estuvo presente esa primera noche y ella los emborrachó. El rey le dice: “Yo te daría cualquier cosa que tú necesites, ¿Qué es lo que quieres? Lo único que yo quiero, es que ustedes regresen un segundo día”. Y así lo hicieron. Nuevamente se embriagan y el esposo le pregunta: “¿Qué te preocupa? ¿Por qué te estás arriesgando de esta manera? ¿Qué es lo que te está molestando?” A lo que la reina respondió: “Porque hay un hombre que quiere matarme a mí.” “¿Quién es ese hombre que quiere matar a la reina?” “Este hombre malvado es Hamán”.   

 

De acuerdo con el Midrash, Ajashverosh sale al balcón, a tratar de  calmarse y ve que están haciendo una horca para Mordechai, cuando vuelve a entrar se encuentra a Haman,  rogándole y pidiéndole por su vida; el rey se enoja tanto que declara que todo lo que que se le iba a hacer al tío de su reina, se le va a hacer a Hamán en ese mismo día, era el 14 del mes de Adar. Pero Mordechai sabiendo que esto no es  solamente un ataque a él, sino al pueblo entero, recordó que había una ley en esa tierra, que cuando el rey decía que había una orden, no se podía revocar y ésta estipulaba que justo ese día, iban a atacar a todos los judíos para asesinarlos, así que la solución fue promulgar otro decreto no para contradecir, sino que le daba potestad al pueblo judío para defenderse y así sucedió. Hubo una gran guerra en las 127 provincias y el milagro de esa confrontación, fue que el pueblo judío ganó. Esa es la fiesta de Purim.  

 

La Meguilat narra que Mordechai y Esther, escribieron todo lo que ocurrió en una carta, que se llama en hebreo un Igueret y la mandaron a todos los reinos, a todos los pueblos donde los judíos vivían y lo escribieron en todos los idiomas, para explicar el gran milagro que había ocurrido en esa fecha. Debo mencionar, que en ese tiempo las mujeres no sabían ni leer ni escribir, pero es interesante que  la Meguilat dice que Esther la escribió; significa que era una mujer muy especial, no solamente bella, sino que tenía el talento de ser una mujer de mucha política, muy inteligente, sabia y con estas habilidades. Este libro se pasó para todas las diferentes Naciones y el pueblo judío aceptó celebrar durante el día 14 de Adar, la fiesta de Purim.    


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