Divrei Emmanuel Parashat Jaiei Sará
Síntesis Parashat Jaiei
Sará: La madre del pueblo judío, Sarah,
muere a los 127 años de edad y su esposo Abraham la entierra en la Cueva de
Majpelá. Isaac trae a Rebeca, se casa con ella y la ama. Abraham se
casa de nuevo con Hagar, que toma el nombre ahora se Ketura, lo que indica que
mejoró su carácter. Ketura tiene otros seis hijos, a los que Avarham manda al
Este, colmados de regalos. Abraham se muere a los 175 años de edad y es
enterrado junto a Sarah.
Palabras
de Torá en honor a Parashat Jaiei Sará
Y
Abraham llegó a elogiar a Sarah y llorar por ella. (Génesis 23:2)
Los eventos en este verso parecen estar
fuera de secuencia. Por lo general, cuando una persona pierde a un ser querido
empieza a llorar y luego se les puede elogiar. De hecho, el Talmud Babilónico
en Moed Katan 27b dice que "tres días son para llorar y
siete para los elogios", reconociendo así el orden natural de las cosas.
Lamentando, en primer lugar y luego se elogiaba. ¿Por qué la Torá reversa
esto en este caso?
El propósito de un elogio es motivar a los
dolientes a derramar lágrimas por los difuntos. Al elogiar al difunto, los
recuerdos se despiertan y eso causa a los oyentes a darse cuenta de la
enormidad de la pérdida de esta persona y que, por lo tanto, conmovió hasta las
lágrimas por la significativa pérdida. Las lágrimas le permiten que los seres
queridos le den libertad a los sentimientos que podrían permanecer atrapado
dentro y causar daño emocional en una fecha posterior. Por esta razón el
judaísmo fomenta las lágrimas y la expresión emocional. De hecho, por
desgracia, con demasiada frecuencia son los hombres de nuestra cultura que
retienen sus lágrimas y por eso el proceso natural de curación se retrasa.
Por lo general, si una persona fuera a oír
hablar de la pérdida de un gran tzadik o tzadeket los llevaría a llorar de
inmediato. Nadie tendría que explicarles la pérdida. Todas las personas con una
conciencia espiritual reconocerían esto como una pérdida para ellos y
llorarían. En este caso, sin embargo, Abraham fue rodeado por los hititas.
Estas personas no estaban impresionadas por la grandeza espiritual. Fue la
grandeza financiera que les impresionó. La pérdida de Sarah no fue reconocida
por ellos como una ocasión para llorar. Ellos estaban en decadencia espiritual
de tal manera que no se dieron cuenta que se trataba de una pérdida para ellos.
Por esta razón, Abraham, tuvo que elogiarla primero, por lo que se darían
cuenta y llorar por su pérdida.
El Talmud Babilónico en Sotá 13b relata
una discusión entre los sabios sobre el entierro de Moisés y el elogio dado por
Hashem mismo en ese punto. Por supuesto, sabemos que Dios enterró a Moisés sin
intervención humana alguna, pero lo que se está discutiendo aquí es qué es
exactamente lo que Dios había dicho como un elogio de Moisés. Según Rav Najman
(el tantita), Hashem dice (Deut. 34:5) "Y allí murió
Moisés, siervo de Hashem." Samalion (otro sabio) dijo que el elogio era
"y allí murió Moisés, el gran sabio de Israel".
Rav Najman sentía que simplemente informar
de la muerte de Moisés fue suficiente para despertar a la gente hasta las
lágrimas, pero Samalión todavía insistió en que su elogio incluye una breve
descripción de la derrota relacionada a la perdida que sufrió Israel por su
muerte.
Esto toca todavía otro aspecto importante
de la meta de un elogio. Además de ayudar a liberar las emociones de las
personas afectadas, al causarles llorar, también tratamos de hacer que ellos
dediquen a emular las buenas características de la persona fallecida. Esta es
una de las razones por las que un aspecto importante de la tradición judía, incluye
una invitación a los reunidos por el oficiante de que incorporar las buenas
características de los fallecidos en sus propias vidas. En cada funeral, nos
encontramos ante la oportunidad de renovar nuestro compromiso con más sentido a
la tarea de vivir espiritualmente exaltados.
Tal vez por eso Abraham se aseguró de
elogiar a Sarah en el momento de su muerte ante los hititas. Sarah era una
mujer que había pasado toda su vida ayudando a otros para que sean más
espiritual y conectados con el Único Dios del Cielo y de la Tierra. A su muerte
su obra de educación y divulgación no pudo ser detenida ni siquiera por un
momento. Abraham hizo todo lo que pudo para mantener su obra viva, incluso en
su muerte, ayudando a los hijitos a incorporar sus enseñanzas en sus propias
vidas. Tal vez esta es la razón que la parashá que narra su muerte, se llama
Jayeh Sarah, la vida de Sara. ¡Qué vida tan honorable si se puede morir con los
mismos valores que él o ella vivió toda su vida! No lamenta más bien un ser
querido que continúa el legado. Todas estas generaciones que vinieron después
siguen manteniendo su legado y le damos vida a su memoria.
Por el Rabino Rigoberto Emmanuel Viñas
Y sus hijos Isaac e Ishmael lo sepultaron
en la cueva de Majpelá, en el campo de Efrón, hijo de Zohar heteo, que está
frente a Mamré. (Genesis 25:9)
De acuerdo a Rashi (Francia 1040 – 1105)
cuando este pasuk usa las palabras "sus hijos" para describir a Isaac
e Ishmael está confirmando que Ishmael se había arrepentido de su estilo de
vida negativo que era contrario al comportamiento de un hijo de Abraham. En
este punto los dos actuaban como hijos de Abraham. No solamente hijos biológicos,
pero también hijos espirituales de Abraham su padre. Por esta razón Ishmael
permitió que Isaac tome el rol principal en el entierro de su padre porque él
ya reconocía que Isaac sería el descendiente que representaría de forma
completa el conducto del mensaje de Abraham. Parte de la rebelión de Ishmael
había sido para disminuir a Isaac y reclamar que era él – el heredero de
Abraham y no Isaac. Pero en este momento final en la vida de Abraham, Ishmael
ya había aceptado que verdaderamente era Isaac y aceptó servir como hermano
para completar la misión de Abraham.
Un Midrash nos cuenta que Ishmael se había
arrepentido anteriormente y había servido como uno de los jóvenes que subió al
monte de Moriá para sacrificar a Isaac. Entonces, ¿por qué la Torá trae esta
idea al caso de la teshuvá de Ishmael en esta ocasión?
En mi humilde opinión, la Torá incluye
este informe con ocasión de la muerte de Abraham para confirmar que esta teshuvá
fue auténtica y completa hasta cuando fue confrontado por la muerte de su
padre. Anteriormente se podría sugerir que tal vez su teshuvá no era completa o
era falsa porque lo hacía para halagar a sus padres o para heredar las vastas
riquezas de ellos. Pero en este punto su padre ya había muerto y su testimonio
ya está sellado e Ishmael podría haber retornado a sus caminos anteriores si
hubiera querido. Su participación y aceptación de Isaac nos demuestra que este
cambio era real y profundo. Otra razón, para mencionar la teshuvá de Ishmael en
este punto se basa en la realidad psicológica del ser humano. Al ser
confrontado por la muerte de un ser amado, especialmente un padre o una madre,
la persona revisa sus creencias espirituales y en algunas ocasiones dudas que
crecen dentro del corazón en reacción al dolor de la pérdida. Muchos se
preguntan si será verdad que existe el alma y otros se enojan con Dios por
haberse llevado su ser amado. Pero el luto también puede ser un momento de
reencuentro con la fe. Este choque puede causar que la persona reevalúe su
relación con Dios y la profundice. Al ver la muerte de su padre Abraham,
Ishmael revisó su corazón y vio que él también creía en la Torá de su padre y
su teshuvá se intensificó. Fue como una teshuvá nueva y completa en este
momento tan sensible.
Ismael es el padre de los pueblos árabes.
De acuerdo a nuestra Torá el día vendrá cuando los árabes aceptarán la misión
completa de Abraham, harán teshuvá y aceptarán el rol de su hermano Isaac (el
pueblo judío). Pero para que esto ocurra el pueblo descendiente de Isaac tendrá
que hacer teshuvá primero y aceptar su misión y actuar de acuerdo a ella. Isaac
tendrá que identificarse también como hijo espiritual de Abraham y luego su
hermano Ishmael lo hará también. Cuando esto ocurra los árabes nos darán
verdadera paz y juntos como hermanos vamos a trabajar para terminar la misión
de Abraham de transformar al mundo bajo la dirección del Único Dios que demanda
justicia, ética y misericordia en el mundo.
Por
el Rabino Rigoberto Emmanuel Viñas