Divrei Emmanuel Parashot Ajarei Mot y Kedoshim


Parashot Ajarei Mot & Kedoshim:


La Torá enuncia las obligaciones individuales de Yom Kipur, el día décimo del séptimo mes, el individuo se debe abstenerse de comer, beber, untarse, usar calzado de cuero, lavarse y mantener relaciones maritales. Se convoca a la nación a que sean todos santos. Muchas prohibiciones y mitzvot positivas: La vida familiar debe ser sagrada. Nos advierte de no imitar el mal comportamiento de los gentiles, para no perder la Tierra de Israel. Debes cumplir con kashrut y mantener nuestro status separado y particular.

 

“El amor a Dios = Amor al prójimo”

Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Vayikra 19:18)

A lo largo del Talmud nuestros Rabinos de bendita memoria expresaron la idea de que esta mitzvá de amar a nuestro hermano Judío es la base de toda la Torá.

El Talmud relata una historia que ilustra la importancia de esta mitzvá desde la perspectiva de nuestros Rabinos. De acuerdo con el Talmud, había un hombre no judío que quería hacer broma acerca de nuestros Rabinos, al retarlos con una pregunta que consideraba imposible de contestar. Primero fue donde el Rabino Shamai y lo retó a enseñarle Judaísmo “mientras se apoyaba en un solo pie.” Por supuesto que el Rabino Shamai miró esto como un insulto y reprendió a aquel hombre por intentar burlarse de nuestra religión. Él explicó que el Judaísmo era demasiado complicado para poderlo explicar en una declaración cortó y le echó de ahí. Entonces el hombre se fue donde el Rabino Hilel y le demandó lo mismo. El Rabino Hilel le contestó al instante “amarás a tu prójimo como a tí mismo, y todo lo demás son explicaciones de cómo lograrlo, ahora ve y estudia el resto.” Aquel hombre fue tan motivado por estas palabras que se convirtió al Judaísmo y pasó el resto de su vida estudiando y practicando la Torá.

Esta historia es una excelente ilustración de cuan altamente preciada era esta mitzvá para muchos de nuestros Rabinos. El Rabí Akiva comenta que es una ‘klal gadol baTorah’ – una gran mitzvá de la Torá que contiene un significado oculto en sí misma. Pero ¿puede ser a la misma vez posible que el resto de la Torá sea el camino hacia el cumplimiento de este principio? ¿No es cierto que aparte de las Mitzvot bein Adam Lejaveró – Mitzvot entre el hombre y su prójimo, también hay mitzvot Bein Adam Lemakom – mitzvot entre el hombre y Dios?

Esta pregunta puede ser contestada en muchas maneras diferentes. Una de ellas por supuesto es la idea filosófica Judía de que todas las creencias religiosas deben ser aplicadas al “mundo real.” Si una persona dijese que cree en Dios pero esa creencia no afectara la forma en la que esa persona interactúa con el mundo – nuestros Rabinos y maestros cuestionarían la validez de la primera declaración.

Otra respuesta es que debido a que el hombre fue creado a imagen de Dios una manera tangible de servir a Dios es sirviendo a la humanidad. Y hay aún otra manera de comprender esto y es el principio de Maimónides como está escrito en la Guía de los Perplejos que toda plegaria y servicio a Dios que es ordenada por Dios en la Torá no tiene como propósito servir a Dios sino servir al hombre. En otras palabras, como Dios nos ama, Él sabe que es bueno para nosotros estar al servicio de Él – reconocerle a Él en todo lo que hacemos. Por lo tanto debemos servir a sus criaturas ya que la esencia del servicio a Dios está en servir a la humanidad. Y por lo tanto todo servicio a Dios es también servicio al hombre.

Pero existe aún otro método más para revelar/comprender esta conexión entre las mitzvot que conciernen a las relaciones humanas y las mitzvot entre nosotros y Dios. Rabi Yaakov Auerbach z”l, señala el verso de la quintaesencia que relata que nuestro requerimiento de amar y servir a Dios es muy similar en fraseología a la mitzvá de amar a nuestro prójimo. Él cita el pasuk en el Shemá que declara “y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” (Deut. 6:5) y señala que esto es muy similar a “y amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lev. 19:18). De hecho Rabi Auerbach descubrió que estos no solamente son similares sino que también son ¡numéricamente equivalentes utilizando la guematría!

1) Levítico 19:18 וְאָהַבְתָּ לְרֵעֲךָ כָּמוֹךָ 6+1+5+2+400 (414) +30+200+70+20 (320)+20+40+6+20 (86)+1+50+10 (61) +26 = 907

2) Deuteronomio 6:5 וְאָהַבְתָּ, אֵת יְהוָה אֱלֹהֶיךָ 6+1+5+2+400 (414) +1+400 (401) + 26+ 1+30+5+10+20 (66) = 907

El amor a Dios es expresado a través del amor al Hombre. Amar al hombre es una expresión de nuestro amor a Dios. Los dos son lo mismo.

Por del Rabino Rigoberto E. Viñas 
Traducción Wendy Abarca



“Ellos serán sagrados… (Lev. 21:6)”
Con estas palabras la Torá le manda a los Kohanim que sean ejemplos y que perfeccionen su comportamiento para que sean exaltados en el nombre de Hashem.
“Serán sagrados a su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, porque presentarán las ofrendas encendidas al Eterno, el alimento de su Dios; por tanto, serán sagrados.”(Lev. 21:6)
¿La pregunta que nos hacemos es qué significa la palabra “sagrado o santidad”? En este verso vemos que el Kohen es instruido a crear la santidad dentro de él mismo a través de su comportamiento al no profanar el nombre de Dios y por su dedicación a Dios.
Aparentemente, de acuerdo al verso, el Kohen, se da a sí mismo la santidad a través de sus acciones. Pero esto causa más preguntas: ¿No sería lógico que la santidad venga solamente de lo que Dios considera sagrado sin el involucramiento del ser humano? ¿Por qué el ser humano tiene que participar en este proceso de crear o reconocer la santidad? Estas preguntas se complican más porque vivimos en un tiempo adonde lo sagrado y la espiritualidad están demasiado lejos de nuestras vidas. Desafortunadamente solamente entramos en contacto con estos conceptos cuando vamos a la sinagoga y a veces hay un sentimiento de desorientación que acompaña estas experiencias. En algunos grupos modernos cuando uno siente algo espiritual los amigos le ofrecen una explicación (pseudo) racional o sicológica por algo que uno verdaderamente sintió. Algunos se alejan de estos sentimientos porque no los pueden explicar y están muy incómodos con esa realización.

Pero en términos tradicionales el sentimiento de lo sagrado es parte de la vida común. El matrimonio por ejemplo era considerado “matrimonio sagrado” en el pasado. Hoy en día muchos no lo consideran así. Ellos ven el matrimonio como un arreglo entre esa pareja, casi como un contrato o arreglo entre socios de negocio. Si la sociedad o el estado lo reconoce como matrimonio es matrimonio, pero el matrimonio sagrado involucra más que eso; el incluye la presencia o bendición divina.
La santidad o lo sagrado es el sentimiento que algo es tan sublime que no es viólale. Al considerar que algo es sagrado uno le adscribe que al darle de menos uno también pierde valor. Cuando decimos por ejemplo que la Torá es sagrada estamos admitiendo que este objeto tiene gran valor mucho más grande que las demás cosas en nuestra vida. Al considerar la Torá sagrada estamos adscribiéndole un valor inviolable y al darle de menos nuestra vida también es mal preciada.

Hace un tiempo, participé en la adquisición y dedicación de un pergamino de Torá para una congregación, Afro-Americana en Filadelfia, llamada Congregation Temple Beth El. Rabbi Debra Bowen, previamente me había contactado para que los ayudara a conseguir una Torá especial para ellos. Después de revisar muchos Sifrei Torá, seleccionamos una Torá muy linda escrita con letras sefardíes y la ordenamos a Israel. Pocas horas después que llegó la Torá  les avisé a ellos en Filadelfia. La alegría era palpable por el teléfono. Esa noche recibí una visita de sorpresa de una delegación de la congregación que habían manejado desde allá para ver la Torá. 


Fuente:http://www.cbsnews.com/news/black-synagogue-takes-big-step-forward/
Rabbi Bowen estaba tan alegre que se quedó sin voz y estaba lleno de lágrimas de alegría. Me contó que la congregación estaba tan alegre que cantaban y bailaban y alababan a Dios. Cuando fui allí a dedicarles la Torá me encontré una congregación electrificada con alegría. Debajo de la Jupa, adonde terminamos la Torá estaban los líderes de la congregación, tan movidos que lloraban y cantaban a la misma vez. Allí en Filadelfia pude ver la alegría que viene de darle honor a la sagrada Torá. Encontré que mientras ellos le dieron honor a la Sagrada Torá, la Torá les daba honor y santidad a ellos. Al final cuando declaramos la Torá terminada el sonido de alegría que subió al aire no se puede describir. La energía divina era palpable. Ellos le daban honor a la Torá y mientras le daban honor y santidad a la Torá la Torá les daba lo mismo a ellos.


Fuente: http://www.turkishnews.com/
Un matrimonio es consagrado debajo de la jupa pero toma más santidad cuando esa pareja así lo reconoce y se comporta de acuerdo al valor que ellos le dieron. Si la pareja toman conciencia de su matrimonio como una institución sagrada ese matrimonio tiene más valor que uno que es simplemente un arreglo entre ellos. Si el matrimonio es entre ellos dos no tiene el mismo significado que uno que incluye la tercera parte – la presencia divina.
Nuestras relaciones con Dios, la Torá y con otros seres humanos también son sagrados cuando tomamos conciencia de esto. Por esa razón, la Torá en la lectura de este Shabbat nos da el mandamiento de amar a nuestro prójimo y le añade las palabras “yo soy Dios.” Las relaciones entre amigos también contienen santidad y por esa razón la presencia divina. Cuando el Kohen aceptaba su rol como agente de Dios, él le añadía a su santidad al reconocer lo que ya estaba ahí. Al reconocer la naturaleza del atributo de santidad que Dios le dio él multiplicaba esa presencia. Al entender el peso o valor del nombre divino y reconocer su rol en darle honor, el nombre divino recibía más valor en los ojos de los seres humanos.
La santidad tiene sus disciplinas y limitaciones. Son las disciplinas y limitaciones que exaltan la santidad y la resguardan. Si algo ya fue reconocido como santo o sagrado nadie puede rebajarlo. Por ejemplo una sinagoga nunca se puede vender como iglesia o templo idólatra. Cuando nosotros honramos algo como santos otros también lo reconocen así. Si nosotros honramos a los Rabinos, Kohanim, la sinagoga, la Torá, etc., otros también lo harán pero cuando le damos de menos otros también le menosprecian.

Cuando tuvimos de visita a los niños de las escuelas públicas que nos visitaron para educación sobre el holocausto. Aquí tuvieron la oportunidad de oír testimonios directos de sobrevivientes del holocausto y pudieron hacerles preguntas y tener interacción con ellos. Esta lección fue muy importante. También yo les hablé a los jóvenes sobre la vida judía y nuestras creencias. Yo noté que cuando abiertamente les hablé sobre la santidad de la Torá y su gran significado para nosotros ellos también respondieron con honor y respeto a la Torá. 

Nosotros somos el pueblo de kohanim “mamlejet kohanim” nación de sacerdotes. Cuando los sacerdotes tomaban su oficina seriamente y la honraban otros la honraban también, tal vez nosotros deberíamos de demostrar honor a nuestra oficina de sacerdote a las naciones y veremos que ellos también le darán honor. Si uno no le da respeto y honor a la sinagoga o al rabino no puede esperar que otros se los den. Si entramos a este lugar llenos de honor y reverencia para el lugar, el Rabino y todos los elementos de nuestra religión entonces otros también le darán honor. 
                  
Shabbat Shalom de parte de Rabino Rigoberto Emmanuel Viñas y la Rabanit Sandra Viñas.

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